Economía naíf – Todo lo que has de saber

El término naíf es atribuido en el mundoi de la moda o el arte a aquello que se encarga de representan una realidad, afectando a la sensibilidad infantil. Para ello aprovecha su ingenuidad y se caracteriza principalmente por recurrir al uso de formas y colores muy vivos, además de por su simpleza.

Asimismo, también hay lo que se llama enfoque naíf en el ámbito del análisis y la economía naíf. Esta última se basa en llevar a cabo conclusiones que son vistosas pero que verdaderamente no son acertadas.

Esto quiere decir que naíf no se trata de una cualidad que no se puede aprender, sino que nace intrínseca en los seres humanos que la practican. De esta forma se puede buscar una similitud en el ámbito del arte, con pintores ingenuos que realizan una pintura del mismo tiempo. Algo similar ocurre en el caso de la economía naíf.

Las más frecuentes evidencias de ello radican en las confusiones lógicas que tienen lugar en determinados aspectos y ámbitos, así como la falta de propocionalidad y el denominado «síndrome de Peter Pan», que trata de evitar la profundización en el conocimiento. Esto lo hace basado en el miedo a conocer la realidad, prefiriendo vivir en una ignorancia o mundo paralelo.

Confusiones lógicas

El primer punto a valorar en este sentido son las confusiones lógicas. En este caso los economistas, tanto aquellos que tienen un enfoque naíf como los que no lo tienen, pueden llegar a sufrir de incontinencia verbal. Esto les lleva a hacer confusiones lógicas, lo que se traduce en conclusiones inadecuadas tras ser confundidas con premisas que en ocasiones son falsas. De igual forman, confunden objetivos con instrumentos.

Fruto de todo ello se consigue que haya una falta entre lo que es una identidad contable y una relación causal entre las diferentes variables económicas valoradas desde el punto de un contenido analítico. Esto afecta a la política económica.

Estas confusiones hace que se establezcan en su mente una serie de premisas que no tienen una consecuencia lógica, existiendo problemas por lo tanto en instrumentos, objetos y en las propias conclusiones finales.

Falta de proporcionalidad

Por otro lado, la economía naíf  puede sufrir de una ingenuidad y falta de proporción. Esto se puede producir incluso en los casos en los que hay variables económicas que no se encuentran debidamente identificadas.

Si no se cuantifican de la manera apropiada hacen que surjan proposiciones que no son proporcionales entre los instrumentos y los objetivos. Esto puede sufrir diferentes problemas a nivel económico, haciendo que, por ejemplo se pueda llegar a recaudar menos dinero del necesario para financiar un gasto. También puede ocurrir que se defiendan medidas según unos efectos positivos pero de una magnitud inferior, todo ello por una falta de proporcionalidad.

En algunas ocasiones puede haber unos fundamentos teóricos de un argumento que se encuentren debidamente construidos, pero sin embargo existen problemas a la hora de llevar a cabo su interpretación, haciendo que no se valoren diferentes argumentos y se lleguen a conclusiones que son erróneas.

Síndrome de Peter Pan

La economía naíf también se evidencia y muestra por existir diferentes juicios de intenciones de forma abusiva y una superioridad modales de quienes la promulgan contra aquellas personas que no están de acuerdo con sus conclusiones.

El ignorar restricciones presupuestarias o relaciones económicas básicas, así como el sentido de proporcionalidad mencionado, lo justifican asegurando que sus propuestas se realizan con buenas intenciones. Sin embargo, los que insisten en la existencia de restricciones son considerados y sometidos a juicios de intenciones. Esto se refleja con sentencias condenatorias contra aquellas personas que son más débiles.

Otro punto muy a tener en cuenta con respecto a la economía naíf es la poca disposición de esta a lograr un crecimiento a nivel científico. La razón de ello es simple. Sus practicantes, que aseguran tener siempre buenas intenciones, no creen necesario profundizar en sus conclusiones ni a nivel teórico ni empírico.

Además, esta economía se expresa tan solo con palabras, muchas de ellas carentes de sentido y significado. De esta forma no consiguen que esas palabras se traduzcan verdaderamente en relaciones causales que tengan coherencia entre ellas. Además deberían ir acompañadas de datos que puedan explicar y confirmar los fenómenos económicos.

De darse de esta forma, este tipo de conclusiones sí ayudarían a que las decisiones tomadas de política económica fuesen las adecuadas. Así se podría llegar a alcanzar una mejoría en el bienestar social.

Diferencia entre análisis económico y economía naíf

Dicho de otra manera, el análisis económico tiene por objetivo buscar ecuaciones que expliquen las palabras, y unas palabras que sean capaces de explicar los datos. Por su parte, la economía naíf busca palabras para ignorar las ecuaciones, y los datos se emplean para justificar sus palabras. Esta es la gran diferencia entre ambas.

De esta manera hay que tenerlo muy en cuenta para tratar de saber si se quiere seguir defendiendo una economía naíf o no.

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